Hacia el cierre de 2024, la deuda global estableció un nuevo récord al rebasar los 100 billones de dólares, conforme a un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Este incremento ha sido principalmente causado por la subida de los costos de los intereses, despertando una preocupación creciente acerca de las decisiones que deben tomar los gobiernos y las empresas para gestionar sus finanzas. El aumento en las tasas de interés está obligando a los prestatarios a enfocarse en inversiones productivas, al tiempo que enfrentan retos derivados del incremento de la carga de la deuda.
A finales de 2024, la deuda mundial alcanzó un nuevo récord histórico al superar los 100 billones de dólares, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Este aumento ha sido impulsado principalmente por el alza en los costos de los intereses, lo que ha generado una creciente preocupación sobre las decisiones que deben tomar los gobiernos y las empresas para manejar sus finanzas. El incremento en las tasas de interés está llevando a los prestatarios a priorizar inversiones productivas, mientras enfrentan desafíos derivados de la creciente carga de la deuda.
Pese a que los bancos centrales han iniciado recortes en las tasas de interés recientemente, los costos de los préstamos continúan siendo notablemente más elevados en comparación con los niveles previos a los aumentos iniciados en 2022. Esto implica que numerosos países están sustituyendo su deuda de bajo interés por deuda a un costo mayor, lo que podría seguir ejerciendo presión sobre las finanzas públicas en el futuro cercano. La combinación de elevados costos de financiamiento y una deuda en aumento plantea un panorama complejo para las naciones, que se ven forzadas a tomar decisiones difíciles en cuanto a sus prioridades de gasto.
Aparte de los elevados costos relacionados con los intereses, varios gobiernos también enfrentan gastos adicionales debido a la necesidad de invertir en infraestructuras y avanzar hacia economías más sostenibles. El envejecimiento poblacional y los compromisos internacionales sobre el cambio climático no hacen más que incrementar los desafíos económicos, puesto que los gobiernos deben dedicar mayores recursos para enfrentar estos problemas a largo plazo. La OCDE ha advertido que estos factores restringen la capacidad de los gobiernos para asumir más deuda, precisamente en un momento en el que la demanda de inversión es más apremiante que nunca.
Por otro lado, los países que enfrentan mayores problemas son aquellos con ingresos bajos y altos niveles de riesgo. Estos naciones tienen dificultades para refinanciar sus deudas, ya que más de la mitad de su deuda vencerá en los próximos tres años. Según la OCDE, más del 20% de la deuda de estos países vencerá durante este año, lo cual genera preocupación acerca de su capacidad para conseguir financiamiento adicional a tasas razonables.
Por otro lado, los países con mayores problemas son aquellos de bajos ingresos y alto riesgo. Estos enfrentan dificultades para refinanciar sus deudas, con más de la mitad de su deuda venciendo en los próximos tres años. La OCDE señala que más del 20% de la deuda de estos países vencerá este mismo año, lo que genera preocupación sobre su capacidad para obtener financiamiento adicional a tasas razonables.
La situación también es complicada para las empresas, que se han endeudado cada vez más desde la crisis financiera de 2008, pero no necesariamente para financiar inversiones productivas. La OCDE señala que muchas compañías han utilizado sus deudas para refinanciar otras obligaciones o para hacer pagos a sus accionistas, lo que ha reducido la inversión empresarial en muchas regiones del mundo.
La creciente carga de la deuda también pone de relieve la necesidad de que los mercados emergentes desarrollen sus propios mercados de capital local, para no depender tanto de los préstamos en divisas extranjeras. Sin embargo, los costos de los préstamos en dólares han aumentado significativamente, con tasas que pasaron del 4% en 2020 a más del 6% en 2024, alcanzando incluso el 8% en algunos mercados con mayor riesgo.
Por último, uno de los mayores retos a largo plazo será financiar la transición a una economía con emisiones netas cero, un objetivo ambicioso que requiere enormes inversiones. Según la OCDE, los mercados emergentes fuera de China enfrentan un déficit de inversión de hasta 10 billones de dólares para cumplir con los compromisos climáticos establecidos en el Acuerdo de París. La deuda resultante de estos esfuerzos podría aumentar significativamente la relación deuda/PIB en las economías avanzadas y en China en las próximas décadas.